martes, 4 de mayo de 2010

Decir "Me gustas"

Decir “me gustas”
Es tejerle un sueño al viento,
Hallar en otro el espejo que buscas
Y mirar, en los ojos de él, un sentimiento.

Es andar en busca de la memoria extraviada,
Aquella que recuerda los campos de tu infancia,
Es darle brillo a la mirada cansada
Y darle a nuevos motivos la mayor importancia.

Es cabalgar detrás de la sonrisa divertida,
La misma que se esconde entre la noche
Cuando en la oscuridad de un cuarto pasa inadvertida
La imagen de alguien, su recuerdo en gran derroche.

Decir “me gustas”, así, sin más,
Es girar una y otra vez el reloj de arena
Para que el tiempo no se lleve jamás
La nostalgia de una mirada dulce y serena.


Es navegar en el mar de lo callado
Mientras buscas gaviotas en la lejanía,
Es hurgar en el cofre de lo nunca hallado
Y encontrar de pronto tu voz convertida en melodía.

Es abrir puertas y ventanas
Para que entre un viento insospechado,
Es sentir que, por decirlo, algo ganas
Y al poco tiempo se convierte en ente alado.

Decir “me gustas” es darle voz a algún secreto
De esos que se ocultan debajo de la almohada,
Es corregir por un breve instante el libreto
De una vida que transcurre lenta, adormilada.

Es beber de un trago por la tarde
El agua fresca que da brillo a tu mirada,
Es apagar ese extraño deseo que aún arde
En recuerdo de esa niña enamorada.

Decirlo así, sin más preguntas
Es abrir un hueco en la razón,
Es tener las horas todas juntas
Y desperdigarlas en el nido de un gorrión.

Decir “me gustas” es camino presuroso
Para aquel que viaja lento hacia su muerte,
Es manantial de lluvia en un verano caluroso,
Es un beso convertido en buena suerte;
Es la frase que disipa los temores
De quien vive día a día desolado,
Son palabras convertidas en rumores
Que penetran el corazón enamorado.

Javier Ruiz Paredes

Con la letra A

Con la letra A


Con la letra A se escribe la ausencia,
Alma gemela de la angustia
Que se acrecienta cuando uno anda así,
-- Perdido
Arando con los zapatos un sendero
Lleno de arrebatos
Que nos adelgazan las fuerzas,
Nos arrojan a un mundo amargo
Que se construye para aquellos
Que no saben des—Amar.

Mira tú,
Que mis armas
Siempre se rinden con tu alegría;
Andaría por desiertos páramos,
Como ese viejo amigo que vivía la agonía
De ahogarse en un recuerdo,
Aquel que siempre se yergue
Con soberano alarde
Cuando dos ojos plenos de artero vacío
No ubican el alimento
De esta alma atenida a un suspiro,
A una sonrisa que la aliente
A seguir creyendo en eso...
Solamente en eso.
-El Amor.

Javier Ruiz Paredes